Fundador de la Legión de María, Frank Duff nació en Dublín, Irlanda, el 7 de junio de 1889. Ingresó al Servicio Civil a la edad de 18 años.

“Realmente era un joven prometedor, con muchas cualidades y aptitudes, y con un
gran futuro por delante.”

Un hombre para nuestro tiempo – Hilde Firtel

A los 24 años se unió a la Sociedad de San Vicente de Paul, donde fue llevado a un compromiso más profundo con su fe católica y al mismo tiempo adquirió una gran sensibilidad hacia las necesidades de los pobres y desfavorecidos.

“Para Frank Duff no era normal iniciar el día sin la comunión. Más adelante, en su vida, solía asistir a dos misas diarias. Pero se sintió impulsado a hacer aún más. En 1913, a sus veinticuatro años, decidió rezar el Oficio Divino diariamente. Esta oración era entonces mucho más larga de lo que lo es actualmente. Se rezaba en latín y no había traducciones. Se solía tardar en rezarlo completamente una hora y media.”

Un hombre para nuestro tiempo – Hilde Firtel

Junto con un grupo de mujeres católicas y el p. Michael Toher, Arquidiócesis de Dublín, formó el primer praesidium de la Legión de María el 7 de septiembre de 1921. Desde esa fecha hasta su muerte, el 7 de noviembre de 1980, guió la extensión mundial de la Legión con heroica dedicación.

Asistió al Concilio Vaticano II como observador laico. Sus profundos conocimientos sobre el papel de la Santísima Virgen en el plan de Redención, así como también sobre el papel de los fieles laicos en la misión de la Iglesia, se reflejan en el Manual de la Legión, que es casi en su totalidad su composición.


Oracion por la beatificación del siervo de Dios Frank Duff

Oh Dios Padre nuestro, tu que iluminaste a tu siervo Frank Duff con un conocimiento profundo del misterio de tu Iglesia como cuerpo de Cristo y del lugar que ocupa María la Madre de Jesús en este misterio.

En su inmenso deseo de compartir este conocimiento con los demás y en filial dependencia de María, el formó su Legión para que fuese un signo de su amor de madre para con la humanidad y un medio para enrolar a todos sus hijos en la obra evangelizadora de la Iglesia.

Te damos gracias Padre por los dones con que le dotaste y por los beneficios obtenidos para la Iglesia por su fe intrépida y radiante; te suplicamos confiadamente que por su intercesión, nos concedas esta gracia ( pedir la gracia ) .

Te pedimos también que si es tu voluntad, sea reconocida por Iglesia la santidad de su vida para Gloria de tu Nombre por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
(Con aprobación eclesiástica)