En algunas liturgias son aclamados juntos San Gabriel y San Miguel, con títulos como los siguientes: Campeones y Príncipes; Caudillos de las huestes celestiales; Capitanes de los ángeles; Siervos de la Divina Gloria; Guardianes y Guías de los seres humanos.

San Gabriel es el ángel de la Anunciación. Por su medio fueron dirigidos a María los parabienes de la Santísima Trinidad; él fue quien anunció al hombre por primera vez el misterio de la Trinidad; él, quien declaró la Inmaculada Concepción; él, quien hizo sonar las primeras notas del rosario.

Lo que hemos dicho del cuidado de San Miguel para con los judíos, tal vez pueda afirmarse de San Gabriel en relación con los musulmanes. Estos creen que fue San Gabriel quien les reveló su religión. Tal creencia, aunque infundada, viene a ser una cortesía musulmana para con este glorioso arcángel, que él tratará de devolverles con otra mejor: dándoles luz sobre la revelación cristiana, de la cual fue custodio. Pero él solo no puede obrar esa transformación: la cooperación humana es siempre necesaria.

Jesús y María ocupan un lugar muy destacado en el Corán, donde aparecen de modo semejante al del Evangelio, aunque sin ninguna función; y Ellos permanecerán así en el Islam hasta que alguien vaya a ayudarles a manifestarse con una auténtica interpretación de Sí mismos. Está demostrado que la Legión posee un don particular para esto, y que sus miembros son recibidos con aprecio por parte de los musulmanes. ¡Qué estupendo fondo para un diálogo, el que ofrece todo ese material del Corán!

La festividad de San Miguel, junto con la de San Gabriel y San Rafael, se celebra el 29 de septiembre.

“Las Escrituras nos muestran a uno de los más encumbrados de la nobleza celestial enviado en forma visible para anunciar a María el misterio de la Encamación. Fue un ángel quien rogó a María que consintiera en ser Madre de Dios, ya que, en virtud de su divina Maternidad, ejercería Ella sobre todos los ángeles soberanía, poder y dominio. Escribe Pío XII: “Se puede decir que el arcángel Gabriel fue el primer mensajero celestial de la realeza de María” (Ad Coeli Reginam). Gabriel es honrado como patrón de aquellos que emprenden misiones de importancia, que traen de Dios las noticias más importantes. Él llevó a María el divino mensaje. En aquel momento, María ocupó el puesto de toda la humanidad, y él representaba a todos los ángeles. Su diálogo, que será la inspiración de los hombres hasta el fin de los tiempos, estableció un tratado sobre el cual se levantarían los cielos nuevos y la tierra nueva. ¡Qué maravilloso, pues, debió de ser aquel que habló con María! ¡Qué erróneo es reducir su papel a un recitado meramente pasivo! Había sido plenamente iluminado, y dio pruebas de los más amplios recursos. Respetuoso para con María, y como mensajero en el que Dios depositó su confianza, respondió a plena satisfacción todas las preguntas que Ella le hizo. Del encuentro de Gabriel y nuestra Señora vino la renovación de todo lo creado. La nueva Eva reparó la ruina causada por la primera Eva. El nuevo Adán, como Cabeza del Cuerpo místico -que incluye a los ángeles-, restauró no sólo a la humanidad, sino también el honor de los ángeles, manchado por el ángel prevaricador” (Miguel O’Carroll, C.S.Sp.).

Concilium Legionis Mariæ (2001). XXIV Patronos de la Legión: El arcángel San Gabriel. En Concilium Legionis Mariæ. Manual Oficial de la Legión de María (pp. 162-163). Bogotá, Colombia: Editorial Kimpress Ltda.